Se despertó una mañana con el deseo de volar
Y desayuno con el deseo de volar en la mesa
Y anduvo días con el deseo de volar a cuestas
A la semana se paraba frente el espejo
Desnuda
Apretaba fuerte los dientes para que le saliesen alas
Porque deseaba volar
Y anduvo así días que fueron semanas apretando fuerte los dientes para que le saliesen alas
Con el deseo de volar a cuestas
Algunos meses después
Una noche del invierno del sur
Abrió la ventana
El viento helado lastimó el calor de la casa
Deseó más que nunca
Tener alas
Y volar
Y salió a caminar
Dos vueltas mas allá de la última esquina
Una puerta abierta la invitó a entrar
Adentro
Una pequeña multitud de almas
Volaba la fantasía contada
Por una espalda
Con alas
Vamos
Dijo él
Sí
Dijo ella
Y el de la espaldas con alas
La tomó de la mano
Eligió el camino
Y comenzaron a andar
Y así anduvieron
De la mano
Días que fueron semanas
Y semanas que fueron meses
Anduvieron quién sabe qué suma de tiempo
Los más diferentes caminos
Ocuparon quién sabe que suma de longitud
Los más diferentes espacios
Él
El de la espalda con alas
En cualquier lugar desplegaba la magia
Sus manos y su voz
Disfrazadas
Invitaban a volar
A toda alma dispuesta
Ella miraba
Y deseaba
Volar
Cuentan que una mañana sintió cosquillas en su espalda
Y las cosquillas comenzaron a acompañarla
Desayunaba andaba almorzaba andaba cenaba andaba dormía
andaba con las cosquillas a cuestas.
Al tiempo
Las cosquillas en la espalda
Le molestaban cuando se quería sentar
Y al un tiempo más
No podía dormir de espaldas
Las cosquillas demasiado grandes
No la dejaban.
Una noche estrellada del invierno equinoccial
Se paró frente a la ventana cerrada
Desnuda
Y en el vidrio empañado
Vio reflejadas sus alas
Me voy
Dijo ella
A volar
Él no dijo nada
Abrió la ventana
Ella
Él bajó la mirada
Se arrojó al vacío
Ella
Pude mostrarle el vuelo
Dijo él
Desde sus lágrimas
Pero no pude enseñarle a volar.
Quito, 24 de abril de 2.004
03:05 am