Este hollejo es nuestra burbujita, nuestra mirada al mundo,
nuestra vista panorámica de todo lo demás
Atesoramos acá nuestro vino, nuestros sueños mas bonitos,
nuestras locuras mas intrépidas y nuestros caprichos mas cobardes
Concretamos acá nuestro escape, con el ultimo recurso, el poético
y tiramos la palabra por la ventana en un canyengue de ideas,
al que ustedes, desde ya, están invitados

domingo, 25 de abril de 2004

Cuentan de alguien que quería volar
Se despertó una mañana con el deseo de volar
Y desayuno con el deseo de volar en la mesa
Y anduvo días con el deseo de volar a cuestas
A la semana se paraba frente el espejo
Desnuda
Apretaba fuerte los dientes para que le saliesen alas
Porque deseaba volar
Y anduvo así días que fueron semanas apretando fuerte los dientes para que le saliesen alas
Con el deseo de volar a cuestas

Algunos meses después
Una noche del invierno del sur
Abrió la ventana
El viento helado lastimó el calor de la casa
Deseó más que nunca
Tener alas
Y volar
Y salió a caminar
Dos vueltas mas allá de la última esquina
Una puerta abierta la invitó a entrar
Adentro
Una pequeña multitud de almas
Volaba la fantasía contada
Por una espalda
Con alas


Vamos

Dijo él



Dijo ella

Y el de la espaldas con alas

La tomó de la mano

Eligió el camino

Y comenzaron a andar


Y así anduvieron
De la mano
Días que fueron semanas
Y semanas que fueron meses
Anduvieron quién sabe qué suma de tiempo
Los más diferentes caminos
Ocuparon quién sabe que suma de longitud
Los más diferentes espacios


Él

El de la espalda con alas

En cualquier lugar desplegaba la magia

Sus manos y su voz

Disfrazadas

Invitaban a volar

A toda alma dispuesta

Ella miraba

Y deseaba

Volar


Cuentan que una mañana sintió cosquillas en su espalda
Y las cosquillas comenzaron a acompañarla
Desayunaba andaba almorzaba andaba cenaba andaba dormía
andaba con las cosquillas a cuestas.
Al tiempo
Las cosquillas en la espalda
Le molestaban cuando se quería sentar
Y al un tiempo más
No podía dormir de espaldas
Las cosquillas demasiado grandes
No la dejaban.

Una noche estrellada del invierno equinoccial
Se paró frente a la ventana cerrada
Desnuda
Y en el vidrio empañado
Vio reflejadas sus alas


Me voy

Dijo ella

A volar

Él no dijo nada

Abrió la ventana

Ella

Él bajó la mirada

Se arrojó al vacío

Ella


Pude mostrarle el vuelo

Dijo él

Desde sus lágrimas

Pero no pude enseñarle a volar.

Quito, 24 de abril de 2.004

03:05 am

...Pensó dagual